Cría de porcinos: influencia de los ectoparásitos.El
ácaro de la sarna y el
piojo del cerdo están considerados como los ectoparásitos que contribuyen en forma más importante a las pérdidas de productividad porcina. La conclusión surge de un artículo recientemente publicado por la revista de la Asociación Argentina de Criadores de Cerdos. El artículo, pese a tener origen en los Estados Unidos, puede servir para reflexionar sobre las pérdidas que estas parasitosis causan a la porcicultura nacional.
Sarna.
El ácaro de la sarna desarrolla todos sus ciclos vitales sobre el hospedador, horadando túneles en su piel para alimentarse y depositar sus huevos. Esta enfermedad es altamente contagiosa y se transmite rápidamente por contacto directo o bien contaminando el equipo de mantenimiento o las ropas.
La mayor parte de las lesiones se las produce el mismo animal en respuesta a la intensa picazón que sufre. El cerdo está continuamente lamiéndose, frotándose contra las paredes y rascándose, dando lugar a importantes irritaciones y heridas con el consiguiente proceso exudativo y la aparición de costras.
El artículo señala la existencia de dos formas de la enfermedad: una crónica, que se halla principalmente en los reproductores, y una hipersensitiva, que aparece como una manifestación secundaria -alérgica- ante la presencia de unos pocos parásitos.
Varios estudios realizados en el cinturón maicero de los Estados Unidos durante 1976 a 1982 constataron que el Sarcoptes scabiei (ácaro de la sarna) se encontraba presente entre el 16 y el 68 % en los animales de cada piara.
Las pérdidas económicas debidas a este parásito en todo el territorio del país del norte, a partir de datos extrapolados del estado de Alabama, se elevaban en 1977, a 77 millones de dólares por año.
Estas pérdidas se originan en una importante reducción de la ganancia de peso en los cerdos en crecimiento y terminación. Los datos combinados de dos experimentos muestran que los animales con síntomas detectabes de sarna pesan un 5.5 % menos que los tratados.
En otras experiencias se determinó que también los niveles de crecimiento y utilización del alimento se ven significativamente afectados. La disminución de estos índices en los cerdos infectados rondaría el 12.5 %.
Piojo porcino.
Al igual que ocurre con la sarna, el Haematopinus suis cumple todo su ciclo vital en el hospedador, siendo más común su presencia en los meses invernales, cuando el ambiente disminuye las defensas de los animales.
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Los piojos adultos tienen la boca adaptada para morder la piel y succionar sangre. Las picaduras resultantes originan comezones intensas que llevan a los animales a frotarse contra las paredes y rascarse continuamente. La piel se vuelve más gruesa y más tierna y, en los casos más graves, la pérdida de sangre lleva a la anemia.
En los Estados Unidos en 1977, se estimaba que el 22 % de las granjas estaban infectadas y las pérdidas ascendían a más de 154 millones de dólares.
Control.Todos los animales de reposición deben ser tratados contra la sarna y el piojo antes de ser introducidos en la explotación.
Los tratamientos deben extenderse a todos los cerdos de la granja, siempre que se sospeche una infestación, tanto en un solo individuo como en un grupo de ellos. Las cerdas deben ser tratadas antes del parto para prevenir la infestación de los lechones.
Los beneficios económicos de estas prácticas sanitarias superan con creces la inversión necesaria para su realización.
Fuente: Clarín Rural, 16/ 07/ 1988.