Aplicación aérea: Por un uso responsable de las alas

Aplicación aérea de agroquímicos: Por un uso responsable de las alas.

En Rosario, en el marco del "XXI Congreso Mercosur y Latinoamericano de Aviación Agrícola", organizado por la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas, el sector de aeroaplicadores coincidió en la necesidad de mayor capacitación para ganar eficiencia y cuidar el ambiente

La incorporación de nuevas tecnologías y la capacitación de los aplicadores son los puntales de esta proyección creciente del negocio. Por el contrario, la ampliación de la brecha de precios del servicio contra la fumigación terrestre a raíz de costos más altos (combustible), y -sobre todo- las críticas de ecologistas y las crecientes presiones para prohibir los vuelos son escollos que complican al sector.

Algunas conclusiones.

-En la actualidad, cada 3 hectáreas fumigadas en tierra, una se hace por aire, por lo que se vislumba una posibilidad de crecimiento de la actividad por algunas ventajas comparativas.

-En general la aplicación aérea de agroquímicos tiene más penetración en el cultivo y, a diferencia del fumigador terrestre, el aeroaplicador está más capacitado sobre todo el proceso, y esa profesionalización redunda en una mayor eficiencia.

-Más del 90 % de los pilotos son dueños del avión y el 60 % de ellos ha estado en el negocio por más de 20 años, con un promedio de 10.000 horas de vuelo. Son controlados por la ANAC y necesitan unos 5 años de preparación para volar..

-En la Argentina hay 1.000 aviones agrícolas registrados, la mayoría importados de marcas norteamericanas. Del total, el 30 % son unidades con cierta antigüedad que necesitan ser reemplazadas.

-Se destacan algunas innovaciones tecnológicas en pulverización para el control de plagas y enfermedades: nuevos mapeos de GPS, balizamiento satelital, software de aplicación preparados para dosificación variable y hasta tecnología para aplicaciones nocturnas. También aparecen nuevos productos químicos que reducen la importancia de la temperatura y la humedad y que se pueden aplicar en horas tempranas de la mañana aún con la presencia de rocío.

-El congreso constituyó también una tribuna de la defensa frente a las acusaciones de contaminación. Se acepta que hay mala praxis, pero bien aplicada la fumigación aérea no tiene el impacto ambiental que se le atribuye. Los críticos de las pulverizaciones aéreas suelen tener más difusión en los medios y entre los políticos, que los que se dedican responsablemente a esta actividad. Lamentablemente se toman casos aislados para atacar al grueso de la actividad.

-El 83 % de los productos fitosanitarios que se utilizan en la Argentina, incluyendo el glifosato, son los que menos riesgos representan para la salud.

-La falta de una política definida sobre cómo mostrar a la sociedad lo que sucede con los aeroaplicadores, genera consecuencias negativas en la producción agropecuaria.


Basado en: Galíndez, Mariano; "Por un uso responsable de las alas". Clarín Rural, 25/08/2012.

Productividad sustentable: un consenso para fumigar.

26/10/2013

Lucas Villamil
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El uso de productos fitosanitarios se ha convertido en los últimos tiempos en un motivo de polémica y debate sobre su impacto en las comunidades y el ambiente, al tiempo que se definían algunas reglamentaciones provinciales sobre su aplicación. Pero hasta el momento no se siguó un criterio unificado para su regulaciòn a nivel nacional, que brinde pautas claras sobre los usos correctos o incorrectos.



Por eso, hace un tiempo varios actores clave involucrados en el tema pusieron manos a la obra, para generar un documento de referencia, con opiniones técnicas y científicas, que ya se está analizando en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados.

La fuerza de esto lo marca la lista de quienes participaron: el Ministerio de Agricultura, ministerios de agricultura de las provincias, INTA, SENASA, la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), Aapresid, ACREA, FAUba y la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca), entre otras.

Los aeroaplicadores, justamente, son una pieza clave de este debate. Desde la cabina de su avión el secretario de Fearca, Sandro Peisino, explicó a Clarín Rural el objetivo de este trabajo.

El documento, indicó, busca fijar estrategias precisas que aseguren el uso adecuado y el control de las aplicaciones, a fin de cuidar la salud de las personas, animales y plantas, así como también del ambiente que los rodea y de la producción agropecuaria.

Hasta ahora, muchas comunidades del interior del país se limitaron a establecer distancias mínimas desde las zonas urbanas para la aplicación de los productos. "Pero más que una distancia determinada, nosotros recomendamos las buenas prácticas. Hay que hacer las aplicaciones de manera responsable, respetando las condiciones de humedad, temperatura, dirección e intensidad del viento, y utilizar la mejor tecnología disponible", manifestó.

Y agregó, además, que los productos recetados por los ingenieros "deben ser banda verde y las empresas aplicadoras tienen que estar habilitadas".

Fuente: Clarín Rural, 26 de octubre de 2013