Control de roedores por aves rapaces.
En un cultivo de maíz, los roedores pueden llegar a provocar pérdidas cercanas al 5 % de la cosecha. El impacto no se da tanto por el consumo del grano de la mazorca o el follaje de la planta adulta, sino por un importante consumo de las plantas recién emergidas. En el caso del sorgo y el alpiste, las pérdidas si se dan a nivel del consumo de los granos y, a veces, pueden llegar al 10 %. Además del control por medios mecánicos (trampeo) o químicos (rodenticidas anticoagulantes), los roedores pueden combatirse a través de métodos biológicos: el control ejercido a través de animales predadores, como los gatos y las aves rapaces.
Las aves rapaces comen un promedio de 5 de estos animales por día, cifra que aumenta en época de cría. Cuanto mayor sea la cobertura vegetal (por ej.: la del maíz es mayor que la de la soja), la rapaz tendrá menores chances de avistar y capturar a sus presas. La investigadora de la U.B.A., María Bellocq, estudió el modo de aplicar el control biológico mediante la lechuza de los campanarios y de las vizcacheras.
Para favorecer la acción de la lechuza de los campanarios, se pueden implantar nidos artificiales hechos con cajones sobre postes y a una altura que les brinde cierta protección (2-3 metros). Por otra parte, se propone educar a los productores para que conserven los nidos de la lechuza de las vizcacheras, construídos en cuevas.
Además, Bellocq instaló postes con perchas (en forma de T) en el centro de los cultivos para que las aves predadoras pudieran posarse y mejorar, así, la visión sobre sus presas. Con esta técnica logró una reducción del 40 % en la cantidad de roedores y un aumento en el volumen de la cosecha.
Fuente: Fernández, Gustavo; "Rapaces al ataque", Clarín Rural, 04/02/1995.